Los jóvenes son el futuro, ellos serán los responsables de continuar con el crecimiento que las generaciones pasadas dejaron atrás. Pero ¿qué pasa si los jóvenes son incapaces de lograr dichas funciones?
Las nuevas generaciones se han tenido que enfrentar a dos crisis económicas fuertes, la primera en 2008 y la segunda durante la pandemia, dando como resultado un mercado laboral muy limitado.
A diferencia de las generaciones pasadas, tener educación no garantiza encontrar un empleo bien remunerado, asimismo los puestos escasean y los sueldos han bajado, mientras que el costo de vida ha incrementado.
Frente a esta realidad adversa, los jóvenes se ven imposibilitados de tener una casa propia o emanciparse de su familia, su sueldo es insuficiente para que puedan ganar autonomía.

Los altos niveles de desempleo han obligado a muchos a participar en el mercado informal, dejándolos desprotegidos en su futuro. Esta situación será un gran problema en el futuro cuando deban retirarse.
De continuar de esta manera los países se enfrentarán a una enorme crisis, donde su población económicamente activa no podrá pagar los suficientes impuestos para solventar el correcto funcionamiento del gobierno y los pagos de pensiones.
El mundo actual es más competitivo, las oportunidades son más escasas y esto pinta para un futuro oscuro para las futuras generaciones y las actuales.
Este problema no es exclusivo para los países latinoamericanos, sino que afecta a todo el mundo por igual, haciendo que sea necesario que a nivel internacional y nacional se tomen medidas que activen y mejoren el mercado laboral al que debe de insertarse la juventud.
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