Sucede que mientras todos nosotros vivimos en nuestra propia burbuja de paz, enojos con el gobierno y preocupaciones mínimas, en otras partes del mundo muchas personas están luchando día a día, solamente para sobrevivir.
Las noticias solamente nos permiten ver un poco de todo lo que se vive en países como Siria, Pakistán, Turquía o Grecia, en donde la guerra ha desplazado a millones de personas en los últimos años, gente que simplemente desea vivir en paz, y escapar del peligro que suponen los enfrentamientos en sus propias casas, las cuales ahora se han convertido en territorios completamente hostiles.
Durante el último año, nos hemos visto bombardeados por terribles acontecimientos, relacionados con la movilización de inmigrantes a Europa, así como por ataques terroristas que, a su vez, han dado pie a una guerra social, protagonizada por el racismo y el miedo de los países occidentales, quienes comienzan a rechazar la posibilidad de aceptar a aquellos desplazados por la guerra.
Y es que nosotros los mexicanos, pensamos que estamos ajenos a todo este problema, debido a que sucede en países muy lejanos. Así es, creemos que somos inmunes y que estos conflictos no podrían afectarnos.
Pero, ¿qué tan equivocados estamos? Parece que deberíamos demostrar mucho más empatía, y tratar de ponernos en el lugar de aquellos que han perdido, hasta la posibilidad de quedarse en su país natal, por miedo, y también, deberíamos relacionar estos problemas, con aquello que nosotros experimentamos como nación.
Al final de cuentas, muchos mexicanos también se han visto desplazados de su hogar, como resultado de la famosa “Guerra contra el narco” y los conflictos que mantiene el crimen organizado en distintas entidades, y que se han cobrado la vida de muchas personas inocentes.
Es aquí, cuando vemos que los conflictos mundiales, no son muy distintos a los de México, finalmente, en todos los países se está permitiendo que los delincuentes y extremistas se apoderen de la vida de todos.
Todos somos parte de este mundo, debemos apoyarnos y sentir empatía por el prójimo, así sea una persona a miles de kilómetros de distancia. Nadie quiere seguir viviendo con miedo, en un mundo en el que, cada momento, supone una injusticia para alguien.
Así las cosas con nuestro mundo, querida prole. Llegó el momento de reflexionar…