Nuestra realidad está ligada a unos índices de ignorancia increíbles, los cuales nos han ido afectando poco a poco, a lo largo de la historia de la sociedad mexicana. A pesar de que nos cueste reconocerlo, la ignorancia es un problema de salud pública en México, situación que nos está causando más problemas de los que vemos a simple vista: enfermedades, contaminación, mala economía, etcétera.
Actualmente, México ocupa el lugar número 11 en el “Índice de Ignorancia”, encuesta que se basa en las percepciones que tienen los habitantes de un país sobre diversos temas; dicho índice es realizado desde el 2014 por la firma francesa Ipsos Mori y consiste en un sondeo que se hace en 40 países.
Entre los temas que se toman como cuestionamiento para las personas encuestadas, encontramos: porcentaje de migrantes, homosexualidad, sexo fuera del matrimonio, aborto, obesidad, religión, y equidad de género, entre otros.
Tristemente en 2015, México fue el país más ignorante de todo el mundo, siendo sustituido en 2017 por India, pero aún manteniéndose en un lugar preocupante dentro de la escala de ignorancia a nivel mundial. Los mexicanos no sabemos cuántas personas en el país padecen de obesidad (a pesar de que 7 de cada 10 mexicanos se ven afectados por el sobrepeso), y tampoco estamos conscientes del número de inmigrantes que ingresan al país cada año.
La mayoría de los países encuestados, consideran que la riqueza de cada nación se distribuye de manera más uniforme y justa de lo que en realidad sucede; también piensan que la sociedad es menos tolerante ante temas como la homosexualidad, el sexo antes del matrimonio y el aborto, cuando en realidad este tipo de tabúes se han ido venciendo con el paso del tiempo.
Como razón principal para esta errónea percepción de la realidad, que se tiene en muchas naciones, encontramos la falta de educación, la mala cobertura de los medios de comunicación y sobre todo, los prejuicios que la sociedad impone ante temas que considera polémicos, a pesar de que conforman una parte muy importante de nuestra vida conjunta.
Nos parece increíble que en países que están considerados “en vías de desarrollo”, como México o Brasil, la prole aún no sepa a ciencia cierta el número de habitantes que tiene su país, el presupuesto que designan los gobernantes para el sector salud, los niveles de obesidad o pobreza, e incluso el número de adolescentes que se ven afectados por embarazos o enfermedades de transmisión sexual.
Es cierto, es complicado mantener un seguimiento certero ante los número de cada sociedad, aunque en parte, si educáramos mejor a la sociedad, pensamos que cada individuo tendría la inquietud por aprender un poco más del país en el que vive y quizá, si conociéramos los datos más básicos de nuestro país, podríamos lograr una nación mucho mejor y exigirle a nuestros gobernantes que realmente resuelvan los problemas.
¿O ustedes que piensan, prole?