Durante las últimas semanas se ha hablado mucho del aumento al salario mínimo que anunció el gobierno, y que entró en vigor desde el 1 de Diciembre de 2017. Anteriormente, el salario mínimo era de 80.04 pesos, y ahora es de 88.32 pesos, un aumento de más de ocho pesos pero que tristemente no nos sirve de mucho.
Según diferentes encuestas y medios, un mexicano promedio requiere de 94.06 pesos al día para comida, vivienda, transporte, vestido, comunicación, salud, educación y recreación; por esto resulta increíble que el gobierno se alce el cuello con su mentado aumento, cuando esa cantidad no alcanza ni para un miembro de la prole, mucho menos para una familia entera.
De hecho, si nos ponemos a hacer cuentas, resulta que con el aumento al salario mínimo no nos alcanza ni para un kilo de tortillas ya que éste, cuesta 14 pesos… es el colmo que ni para las tortillas nos alcance, y que día con día continuemos hundiéndonos en la miseria que representa vivir en un país en el que al gobierno no le interesa el bienestar de la población en general.
Además de las tortillas, hay otros artículos necesarios para sobrevivir, que no se pueden adquirir con el salario mínimo que se maneja actualmente; por ejemplo, no te alcanza para un garrafón de agua purificada de marca, debido a que su precio está arriba de los 40 pesos, pero… tampoco te alcanza para un garrafón económico, porque su precio se encuentra entre los 10 y los 12 pesos por garrafón.
En caso de que quisieras transportar a toda tu familia en metro, lamentamos decirte que con los ocho pesitos de aumento no te alcanzaría, ya que cada boleto cuesta cinco pesos. Aunque claro, tú si podrías hacer un viaje sin problema, pero tendrías que buscar otra forma para financiarte el viaje de regreso.
Tampoco te alcanza para un kilo de frijoles (cada kilo cuesta más de 28 pesos), ni para un litro de gasolina (el litro de gasolina está arriba de los 16 pesos); tampoco te alcanza para una lata de atún (cada una cuesta más de diez pesos), ni para una docena de huevos (21 pesos), ni para un litro de leche (arriba de 15 pesos).
Pero la desgracia no se queda ahí…, con el salario mínimo de todo un día no te alcanzaría ni siquiera para comprar un kilo de muslo de pollo (¡ni pensar en un kilo de pechuga!), ya que cada kilo cuesta 89 pesos, aproximadamente. El kilo de pescado, carne de res y mariscos, está arriba de los 150 pesos, así que ni soñar con armar una carnita asada con lo que nos pagan actualmente.
Parece que la respuesta a esta problemática es sencilla; en teoría el gobierno debería hacer todo lo posible para asegurarnos una calidad de vida estable, aunque como siempre, encuentran pretextos diciendo que a lo largo del año discutirán alternativas, para que el salario mínimo tenga un aumento significativo, pero sabemos que esta promesa puede quedarse en eso.
Lo peor de la historia es que al gobierno le cuesta mucho aumentarnos el salario mínimo, pero no le cuesta nada desaparecer miles de millones de pesos.
Como siempre, ¡los únicos fregados somos nosotros!