Hace más de dos décadas, Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre” (hijo de Azcárraga Vidaurreta y padre de Azcárraga Jean), realizó unas declaraciones que hasta ahora retumban en los oídos de la prole.
“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión, es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil.”
En ese entonces, Azcárraga Milmo era considerado el hombre más rico de Latinoamérica y el responsable por la calidad de los contenidos televisivos, que consumía la mayoría de los mexicanos, aquellas pobres almas que hasta la fecha buscan un consuelo en la televisión, para olvidarse un rato de su realidad.
En resumen, la ideología de “El Tigre” se basaba en la primicia de que la televisión popular debe servir para enajenar, distraer y divertir a las clases bajas de nuestra sociedad. La verdad es que Azcárraga hizo crecer su imperio, gracias a que nunca buscó instruir o educar a los más pobres, nada más quería que siguieran consumiendo sus programas y actuando como títeres del gobierno.
Tuvieron que pasar algunos años para que el sucesor, Emilio Azcárraga Jean, tomara las riendas del “changarro”. Azcárraga Jean prometió apertura desde el primer momento, y el gobierno de ese entonces (comandado por Carlos Salinas de Gortari) facilitó la creación de una cadena televisiva, que fuera capaz de hacerle competencia a la siempre superior Televisa; así fue como nació TV Azteca, empresa de Ricardo Salinas Pliego.
Tristemente, muchos pensaban que la creación de TV Azteca ayudaría a mejorar los contenidos televisivos a los cuales tenían acceso la mayoría de los mexicanos, aunque las cosas no resultaron como pensábamos, ya que lejos de mejorar, dichos contenidos fueron empeorando con el paso de los años.
TV Azteca se ha conformado con copiar los contenidos de Televisa, quien ha perdido cualquier intención de renovar su catálogo, razón por la cual actualmente están sumidos en una crisis, resultado de las ganas de la prole por ver programas con mejor producción, con mejores historias y actuaciones creíbles.
Las telenovelas extranjeras, las series hechas en Estados Unidos y las plataformas de streaming, han llegado para acaparar el mercado que antes pertenecía a las empresas televisivas más poderosas de México, que nada más se preocupaban por embrutecer a la prole con novelas mal hechas, programas de concursos poco creíbles, talk shows llenos de dramas, noticieros vendidos y partidos de fútbol repetitivos.
Por muchos años, México fue condenado a contenidos televisivos pésimos, pero parece que por primera vez, gran parte de nuestra sociedad está despertando y se está dando cuenta de que existe la oportunidad de disfrutar de programas e historias bien hechas, que nos permitan aspirar a algo diferente en la vida.