Es bien sabido que en México las oportunidades no siempre son las mejores para un crecimiento, tanto laboral como personal, y la población es orillada a elegir entre un par de opciones, y ninguna de las dos es sencilla. La primera opción es sobrevivir con lo que el país puede ofrecer, en cuanto a salarios y oportunidades (las cuales son equivalentes a la preparación de la persona). La segunda opción es irse en busca de nuevas y mejores oportunidades, puede ser a otro estado o simplemente abandonar el país para poder mejorar su calidad de vida.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) la tasa de emigración de finales de 2015 y 2016 fue 36.2 personas por cada 10 mil habitantes, y representa la mayor salida de habitantes desde 2010, ya que en ese año la tasa de emigración fue de 38.5 habitantes por cada 10 mil. Estos datos son con base en cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Esto se puede traducir que la pérdida de población avanza a un ritmo cada vez más acelerado.
Estos niveles responden a una conducta, donde la emigración es mucho mayor a la inmigración, la cual se redujo, especialmente entre 2011 y 2015.
El mismo estudio, mencionó que los estados con mayor salida de población son Michoacán, Zacatecas, Durango, Guanajuato, y Baja California, y en el 60% de los casos, la razón para abandonar el país es la búsqueda de trabajo. Algunos otros motivos son la unión o separación matrimonial y problemas de inseguridad.
Otro dato es que la población que decide salir del país es cada vez más joven, ya que en 2008 la edad promedio era de 30.3 años mientras que en 2015 se redujo a 28.5 años.