Llega el último mes del año, en el que las fiestas abundan, las familias se reúnen, los obsequios llueven y los gastos se vuelven inevitables. Todos esperamos esta época con ánimo, sin tener en mente que inmediatamente después llegará la cuesta de enero…
Cada año nuevo nos recibe de la peor manera, ya deberíamos estar acostumbrados a ello, o mejor aún, tendríamos que estar preparados, ya que la cuesta de enero se da por dos razones principales: por un manejo equivocado de nuestras finanzas y por el aumento de los precios en algunos productos y servicios, y generalmente la inflación interviene en ello.
Como la inflación está fuera de nuestras manos, lo que nos queda hacer es mejorar nuestra educación financiera para hacerle frente a la crisis. Aunque seamos proles, no estamos exentos de aprender sobre finanzas, al contrario, es algo que deberíamos hacer para no quedar más pobres.
Puedes empezar con cuestiones tan simples como hacer una lista de tus ingresos y tus gastos, así tendrás consciencia de cuánto dinero tienes disponible para desembolsar realmente. Después de ello es esencial que elabores un presupuesto para cubrir lo básico, por ejemplo, destina el 50% de tu sueldo para los gastos básicos, 20% para tus gustos y 30% para el ahorro.
Ese porcentaje destinado al ahorro te servirá para enfrentar emergencias, así como te ayudará a pagar parte de los gastos ineludibles anuales como el predial, la tenencia y las deudas que hayas adquirido para completar el despilfarre decembrino.

A propósito de los adeudos, algo fundamental para no quedar en banca rota es no contraer nuevas deudas si ya tienes varias por saldar, ese principio básico puede salvarte la vida; además, procura no dar “tarjetazo” a fin de cumplir todos tus gustos de fin de año, pues en estas épocas tendemos a gastar más de lo que ganamos.
Como puedes percibirlo, se le puede hacer frente a la cuesta de enero sin ser un gurú de las finanzas, sólo es cuestión de lógica y de saber controlarnos.
Fuentes: