Estamos en un mes que ha dejado heridas en la memoria de los mexicanos, le tememos a septiembre por los fuertes sismos que han ocurrido y demás desastres naturales que acontecieron hace unos días: huracanes, inundaciones, deslaves… Pero nada merma la solidaridad de los mexicanos, al contrario, en los peores momentos se ha demostrado que todos ayudamos, que somos ingeniosos y rebeldes cuando se trata de amparar a quienes lo requieren.
Ante los dos terremotos que han marcado la historia del país, el de 1985 y el del 2017, la rápida respuesta de las instituciones públicas, el ejército y la marina fue decisiva, pero la participación de la gente fue lo que marcó la diferencia. Sin pensarlo, por instinto y por amor, se formaron cadenas humanas para retirar escombros y para apoyar a quien lo necesitara.

En todo el país se hicieron colectas para mandar suministros y en las calles donde imperaba el desastre siempre había gente de todas las edades ayudando. Al final de cada jornada se entonaba el Himno Nacional a fin de encomiar la solidaridad y el esfuerzo de todos en los rescates.
Esta gran participación de los mexicanos ante desastres naturales ha llamado mucho la atención, por ello se realizó un informe a cargo del Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil (CIESC) acerca de la actividad de voluntariado en México en los últimos 20 años y estudio arrojó resultados sorprendentes.
Hay un aumento constante en la participación cívica y de las actividades de voluntariado, puesto que en los últimos 20 años aumentó de un 24% a un 70%, pero lo que más llama la atención es que cuando se trata de ayudar, no existe discriminación: todos los mexicanos contribuyen de distintas maneras independientemente de las desigualdades sociales y económicas.
Las personas de ingresos altos y bajos participan por igual en los actos de solidaridad, a su vez, “las personas con niveles de educación más bajos dedican más o menos tiempo y esfuerzos que las que tienen un nivel de educación más alto”, menciona Jacqueline Butcher, directora del CIESC.
Sin duda, los mexicanos sabemos que ante los desastres toda la ayuda cuenta y las clases sociales se desvanecen.
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