México es un país llenó de contrastes, como Salvador Dalí llegó a decir, es un “país más surrealista que mis pinturas». Por lo que no hay ninguna sorpresa que los ricos se sorprendan de la forma en la que vive la prole del país, ya que su realidad es muy distinta.
Ricardo Anaya, excandidato a la presidencia de México, en marzo de 2021 demostró que las clases sociales comparten un país, pero no tienen la misma realidad.
Su propósito era el de demostrar que era cercano al pueblo al acompañar a una mujer en su ruta, sin embargo, lo que demostró fue su desconocimiento de la realidad de millones de mexicanos que deben de pasar horas en el transporte público para llegar a su destino.
El caso de Anaya no es aislado, en el 2018 el Tecnológico de Monterrey en busca de “sensibilizar” a sus estudiantes, tomó la decisión de organizar un evento donde sus estudiantes debían construir casas de cartón para que empatizaran con la gente pobre, resultando en una lluvia de críticas en redes sociales.
Otro ejemplo fue el vídeo de Juanpa Zurita en 2020, en el que a modo de reto invitaba a la gente a despertarse a las 5:00 am, ignorando que la mayoría de los mexicanos deben levantarse a esa hora para llegar a sus trabajos.
Como estos ejemplos hay miles en México, los conocidos como whitexican al estar tan acostumbrados a sus vidas privilegiadas cuando se enfrentan a situaciones habituales de la prole, no son capaces de abordar los problemas con tacto y empatía, por lo que sus acciones parecen burlas.
El privilegio puede llegar a cegar a la gente y con la utilización de las redes sociales es mucho más sencillo observar su falta de comprensión a una realidad en la que la gente debe de soportar muchas incomodidades y carencia.
Puede que de ellos no sea la culpa de haber nacido en una realidad distinta, pero es su responsabilidad entender otras realidades, no como un show sino como una problemática que debe resolverse.
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