Cuántas veces hemos escuchado que él éxito de las personas no se mide por qué tan felices y estables somos, sino por parámetros tales como el tipo de empleo que desarrollamos, el año del auto que tenemos y el número de pisos de nuestra casa; esta situación sugiere que el poseer cosas materiales y un buen auto es sinónimo de estatus y de notoriedad.
Si nos ponemos a analizar de fondo esta situación, nos daremos cuenta de que tener un automóvil más que hacernos parecer ricos, nos dejará más pobres, pues implica una serie de gastos que nos van empobreciendo.
El primer gasto fuerte es la compra del coche —ya sea por agencia o de uso— tendrás que desembolsar una gran suma de dinero, además de contemplar mensualidades e intereses a pagar. Todo para que al momento de querer venderlo, te percates de lo mucho que se devaluó y que quizá sólo recuperarás el 50% de tu inversión.
Posteriormente los gatos que vienen incluidos con la compra del auto se vuelven constantes, como el tener que comprar gasolina —ahora ya subió nuevamente—, pagar seguro porque las inclemencias de la vida y del tiempo no perdonan accidentes y, mucho menos, robos; pagar las revisiones reglamentarias y también mecánicos para que arreglen cualquier desperfecto.

A su vez, se debe pagar la tenencia año con año, la verificación y hasta renovar licencia para poder seguir conduciéndolo. Inclusive tendrás que desembolsar unas monedas para pagar estacionamiento, para darle la viene viene y hasta al limpiaparabrisas… Y si estás buscando rentar o comprar algún inmueble, éste deberá tener estacionamiento porque un auto en la calle es mucho más vulnerable, lo cual aumenta el costo del mismo.
Como hemos visto, un auto está lejos de ser un transporte económico, y ni siquiera es el más eficiente, es más bien un lujo que debes pensar muy bien antes de adquirirlo, puesto que con el tiempo se vuelve una carga, un gasto constante como el tener un hijo o un perro. ¿O tú qué opinas? ¿No cambiarías tu coche por nada del mundo?
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