¿Tener cosas de marca no es de pobres?

“Ahora quiere que use ropa cara: Balenciaga, Gucci y Prada…”. Así suena el estribillo de la pegajosa canción de Camilo que viene bien con este tema, puesto que uno de los elementos que caracteriza a las personas adineradas es el poseer artículos de marcas reconocidas y caras, como Gucci y Prada en ropa, o como Apple en aparatos tecnológicos. Cosas que para los pobres mortales como nosotros son casi inalcanzables, por ello ¿tener cosas de marca no es de pobres?

Los productos cuya marca está posicionada en el mercado son muchísimo más caros que aquellos que son “genéricos”, en muchas ocasiones, —en la mayoría quizá—, el precio depende más de la marca que de la calidad de un producto, a causa de ello y al ser prole, nos hemos vuelto expertos en encontrar buenos artículos a un costo menor, pues nos decantamos por adquirir productos genéricos que tienen la misma calidad —e incluso mayor— que los ya reconocidos.

Las llamadas “marcas blancas” o “marcas genéricas” han ido evolucionando en el mercado, cada vez más ofrecen mayor variedad en sus productos, mayor calidad y precios inmejorables, tanto que en muchas ocasiones son nuestra primera opción de compra.
En México, por ejemplo, el 84% de medicamentos que se consumen son genéricos; no obstante, no ocurre lo mismo con otra clase de artículos como la ropa, pues los mexicanos sufrimos de “marquitis” si de prendas de vestir se trata.
En Coppel, por ejemplo, el pantalón más vendido es de la marca Levis y directores de tiendas departamentales han mencionado que en sus establecimientos lo que genera mayor expectación en el consumidor son las prendas de marca.

¿Por qué ocurre esto?, ¿por qué si no tenemos poder adquisitivo las marcas se siguen enriqueciendo? La principal causa es que las marcas dan status, causan diferenciación y otorgan la sensación de bienestar, además asumimos que una marca reconocida es sinónimo de mayor calidad.

Las marcas dejaron de vender productos para vender experiencias y eso atrae hasta al más prole, de ahí que podamos endeudarnos años pagando un celular o una prenda de “buena marca”.

Fuentes