La vida de alguien pobre es complicada, millones de personas no tienen lo suficiente para alimentarse de forma adecuada, no pueden descansar por la falta de dinero y lo que es aún peor, no pueden tomar una ducha caliente o ir al baño cuando lo necesitan.
Los pobres generalmente viven en zonas donde el acceso al saneamiento es complicado, debido a la falta de ingresos y la ausencia de políticas públicas de los gobiernos, y es imposible el acceso al agua y otros servicios de limpieza.
Según Guangzhe Chen, director superior de Prácticas Mundiales sobre el Agua del Banco Mundial: “En la actualidad, millones de personas están atrapadas en la pobreza por el mal abastecimiento de agua y el saneamiento deficiente, lo que contribuye al retraso del crecimiento y a la existencia de enfermedades debilitantes de la infancia, como la diarrea».
En México 79 mil 233 casas no cuentan con un retrete, es decir el 2.5% de las viviendas del país. Guerrero, Yucatán, Zacatecas, Campeche y Nayarit son los estados con menor cantidad de baños, de acuerdo con el INEGI.
Esta deficiencia no afecta exclusivamente a los pobres, también hace a la gente más propensa a enfermedades y la situación se vuelve más grave cuando incluye los efectos del cambio climático en la ecuación.
Un ejemplo de esto son las inundaciones, la falta de un buen sistema de cañería provoca que las calles se inunden y lugares como la Ciudad de México se conviertan un caos, además la falta de saneamiento puede contaminar pozos de agua potable, dando como resultado que millones de personas sufran de enfermedades crónicas o letales.
Por lo tanto, la necesidad de darle a todo el mundo un baño y cañería adecuada debería ser una prioridad para los gobiernos, sobre todo cuando existe una enfermedad tan mortal como el Covid 19, donde es imperativo mantener la higiene para que la gente siga con vida.
Fuentes
Totalmente Prole 