La educación pública ha ayudado mucho a educar a la población en los últimos años, disminuyendo el porcentaje de abandono en los niveles básicos. Pero hay una gran diferencia entre las personas que pueden pagar por educación y aquellas que inscriben a sus hijos en los programas públicos.

Para empezar la población estudiantil es sumamente grande y más en el sector público, por lo que los profesores se tienen que encargar de grupos que son el doble de grandes que en las escuelas privadas, con remuneraciones aún más bajas. En consecuencia hay más estancamiento.
Además las escuelas privadas están constantemente compitiendo por dar servicios que las escuelas públicas no tienen, como idiomas extranjeros, computación, clases extracurriculares, haciéndolas ver más atractivas para aquellos que pueden pagar por educación.

Otro problema que diferencia a la escuela pública son los prejuicios que se han creado con los años, pues se piensa que los docentes no pueden enseñar a sus hijos y por eso es que la escuela pública es peor que la privada. Aunado a esto los alumnos que asisten a las escuelas de gobierno suelen estar más limitados en cuento a recursos, por lo que los docentes deben crear estrategias para que puedan seguir aprendiendo a pesar de las limitadles posibilidades que tienen.
Estas diferencias entre alumnos ricos y pobres son mucho más pequeñas en los países desarrollados. Se ha demostrado también que los hijos cuyos padres terminaron la secundaria desarrollan mejores habilidades de alfabetización que aquellos que no la terminaron, por lo que tienen una oportunidad más grande para conseguir un mejor empleo.
Las desigualdades inscritas en los sistemas educativos perpetúan el proceso de formación de los padres y el sistema educativo y perjudican a los menos afortunados, incluso en la edad adulta.
Fuentes:
https://vox.lacea.org/?q=blog/alumnos_ricos_pobres