En México la gente que se encuentra en situación de pobreza necesita urgentemente que la ayuden, pero esta ayuda no siempre viene de fundaciones o del gobierno, hay ocasiones en donde la delincuencia organizada brinda ayuda al pueblo.
Esto hace que se vea a los narcotraficantes como benefactores y personas con bondad, ¿pero realmente es así?

Para nadie es sorpresa que nuestro país tiene dos grandes problemas: la gente en situación vulnerable, que es casi el 50% de la población, y la delincuencia organizada que ha inundado las calles en una guerra por el territorio y poder. Cuando el segundo ve los problemas de los pueblos pobres decide ayudarlos y se convierte en el héroe.
Esto no es nada nuevo, bien sabe que las voces de Sinaloa dicen que Joaquín Guzmán Loera, uno los mayores capos de México, también ha sido uno de los mayores benefactores de la región, que al haber nacido pobre entiende las dificultades y ayuda a la gente de su natal pueblo Badiraguato.
La idea es que el mismo pueblo llegue a admirar a los capos de la droga y encubrirlos. Si esta estrategia ha dado éxito en el pasado, por qué no habría de funcionar ahora.
Pero no se nos puede olvidar la declaración que dio Joaquín ante los jueces de Nueva York sobre sus métodos de tortura y cómo le quitaba los dientes a sus adversarios, además de la sangre que ha derramado su cartel.
Aunque las despensas y las ayudas anteriores se han entregado de forma gratuita, podemos decir que han tenido como costo la sangre.
Tenemos que hacer algo como ciudadanos y ser conscientes de lo que los carteles mexicanos le hacen a México, crean guerras, generan miedo, derraman sangre de inocentes, llenas las calles de droga y dan una mala reputación a los mexicanos.
Las ayudas son necesarias, pero no debemos pagar el alto precio de recibirlas de dinero que proviene de la delincuencia organizada.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2020/04/18/chapo/00031587215273388921151.htm