Te encuentras sin dinero, sin recursos, no hay trabajo y quizás tienes una familia a la que alimentar, en pocas palabras estás en la miseria, sólo tienes un pequeño halo de esperanza de que, cruzando hacía otro país, tendrás mejores oportunidades
¿Qué harías?, ¿cómo te sentirías?
Abandonar el país de origen para ir a otro en búsqueda de una mejor vida es lo que millones de personas, mexicanos y centroamericanos, han intentado hacer. Muchos lo lograron, pero otros pasaron a un estado de pobreza peor del que tenían y otros más ni siquiera lograron sobrevivir.
De entre los que lograron obtener algo unos tienden camas en hoteles, otros recolectan naranjas como agricultores, otros más son obreros en construcciones, regados por las ciudades fronterizas de Estados Unidos y con el riesgo de ser deportados de regreso. Para ellos la lucha es constante, todo el día, todos los días, pero podríamos decir que al menos lo peor ya ha pasado, ya están allá, su objetivo ahora es mantenerse.
El flujo de personas ha sido constante por muchos años; los inmigrantes indocumentados representan el 25 % de la población extranjera en Estados Unidos.
Alrededor de 8 millones de los casi 11 millones de inmigrantes que se encuentran sin autorización en Estados Unidos (que son menos de los 12,2 millones que había en 2007) participan en el mercado laboral. Representan alrededor del 5% de los trabajadores en ese país, según el Centro de Investigaciones Pew.
“Nuestra economía ha absorbido a estos trabajadores y los patrones querrían más, en vista de lo baja que está la tasa de desempleo”, afirmó Madeline Zavodny, economista de la Universidad de Florida del Norte y experta en la economía de la inmigración.
https://www.nytimes.com/es/2018/12/13/migrantes-indocumentados-trabajo/