Los antros y sus políticas clasistas

Seguramente todos hemos sufrido, en algún momento, la discriminación y los abusos que suceden día a día, semana a semana, dentro de los famosos establecimientos nocturnos conocidos como antros, discos, bares, etcétera. La realidad es que, ya se nos hace tan normal, que muchas veces ni siquiera nos quejamos, ni exigimos que se respeten nuestros derechos como consumidores.

Toda la travesía comienza desde la entrada, ya que los infames «cadeneros», se ponen tan pesados, que uno tiene que cuidar hasta cómo va vestido, porque estos personajes se fijan hasta en nuestra última pestaña, y muchas veces, ni siquiera son amables y terminan negando la entrada de manera grosera e irrespetuosa. Claro que esto nunca le ha sucedido a los llamados mirreyes, ya que ellos son conocidos en todos los antros de México, y con un simple saludo (o mordida), son capaces de convertir al gorilón de la entrada, en un amigable corderito.

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Si los simples mortales logramos cruzar el umbral de la puerta, debemos prepararnos para ver como nuestra quincena está a punto de desaparecer, ya que para darte una simple mesa, en muchos lugares exigen un consumo mínimo (el cual normalmente es de más de dos botellas de alcohol, por mesa). Lo peor del caso es que, una botella nos termina saliendo en más del triple en uno de estos lugares… ¡mejor nos quedamos en nuestra casita, con una botella comprada en el OXXO!

Claro que si ya aceptaste los elevados costos, y estás dispuesto a pasar una gran noche, sin importar cuanto termines gastando, nunca faltará el amigable mesero, que te exigirá una propina mucho más generosa, aun sabiendo que esta es voluntaria, y lo hacen porque finalmente, si tú no aceptas, hay muchas personas en la entrada que están dispuestas a pagar eso y más, por una pequeña mesa en el lugar de moda.

Como pueden ver, en muchas ocasiones el entretenimiento en las grandes ciudades, está sobrevalorado, sobre todo en este tipo de lugares, en los que mientras tengas dinero, amistades, y estés dispuesto a aceptar todas las exigencias del establecimiento, eres bienvenido, pero si se te ocurre cuestionar sus modos o sus precios, simplemente estarás fuera, o te tratarán peor que a un delincuente.

Recuerden que todos podemos exigir que se respeten nuestros derechos como consumidores, y que nadie puede negarnos la entrada a un lugar, por nuestra manera de vestir, ni por nuestras amistades; tampoco nos pueden negar el servicio, en caso de que nos neguemos a pagar la propina que los meseros del lugar exigen.

Si alguno de ustedes es víctima de alguna de estas situaciones, al momento de asistir a un lugar de este estilo, no duden en denunciarlo ante la Profeco.

@TotalmenteProle

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