En nuestro país, es muy común utilizar dichos o frases en nuestra vida cotidiana; indudablemente, estos dichos forman parte del acervo mexicano, y nos ayudan a comunicarnos fácilmente con nuestros paisanos, aunque otras culturas no comprendan ni una palabra de lo que estamos diciendo.
¿Qué tan seguido se pueden utilizar estas frases para describir la situación en la que se encuentra México? Simple, se pueden usar dichos en cualquier momento, siempre habrá uno para describir la situación por la que pasa cada uno de los mexicanos.
Pero cuando hablamos de los grandes problemas que nos aquejan como sociedad, encontramos varios dichos, que funcionan como clave para describir delitos tan graves como la corrupción, los cuales, no nos permiten avanzar, ni como país, ni como individuos.
¿Cuántas veces, no nos han aplicado el famoso dicho: “Ayúdeme a ayudarle”? Aquel que invita abiertamente a dar mordida, o alguna bonificación fuera de la ley, para así terminar más rápido con problemas o trámites complicados.
Porque como se dice por ahí, “Con dinero baila el perro”, y no hay perro que no se deje seducir por el guiño de un billetito, para así, omitir cualquier falta a la ley o violación de las libertades y derechos individuales.
En las altas esferas del gobierno mexicano, es común escuchar dichos como: “Un político pobre, es un pobre político” o “No quiero que me den, sino que me pongan donde hay”, los cuales, dejan ver la pobre mentalidad que tienen las personas que llevan las riendas de nuestro México; filosofías que sólo se interesan en el enriquecimiento ilícito, y en sacar el mayor provecho de todas las situaciones.
Pero como es clásico del mexicano, hasta los consejos y los regaños se dan con dichos y refranes, y como es costumbre, “El que con lobos anda, a aullar se enseña”, frase que nos enseña a que, como buenos mexicanos, casi siempre seguimos a los demás como borreguitos, sin voltear a ver si lo que estamos haciendo está bien, o sí sólo nos estamos viendo arrastrados por la corriente, al quedarnos completamente dormidos.
Al final del día, parece que “Nos saldrá más caro el caldo que las albóndigas”, ya que, si seguimos aceptando y adoptando las conductas que tantos nos han afectado como sociedad, tarde o temprano, pagaremos un precio mucho más elevado, por las consecuencias de aceptar y vivir en un país, en el que todo se resuelve con dinero y con influencias.