¿Por qué sufrir la quincena, si se trata de disfrutarla?, la Prole no la tiene tan fácil; la felicidad dura muy poco, unos instantes tan fugaces como lo que les durará la quincena.
¡Yei ya depositaron!, ¡Eha ya pagaron!… ¡Buu aquí viene lo malo!
Primero, el trayecto de la empresa o del cajero a casa, es toda aventura, no está de más bajar a todos los santos, hasta los que no han inventado; el peligro es constante al andar por la calles y más con la quincena, parece que los rateros huelen el dinero… seguro les ha pasado ir al cajero, y sentir que hasta la mosca que vuela les quiere quitar su dinero… ¡Que nervios!
El sufrir la quincena no para ahí, llegan a salvo a casa y reparten la mitad de esa quincena, que ya deben, y –por si fuera poco– ya están esperando la siguiente; pagan sus gastos y lo poco que queda, si es que queda algo, lo usan para comer y esas necesidades básicas que deberían ser prioridad, pero no hay de otra.
Muchos dirán… “No tenemos cultura del ahorro”, ¿ahorro?, cómo le decimos a la prole que ahorre cuando no tiene ni para comer, siempre estamos pensando en lo poco que sobra; pero qué tal si el cajero nos la juega mal: tenemos sólo $49.00 y necesitamos un peso más para poder retirarlo, ¿que clase de castigo es éste?
La realidad es que el salario mínimo en México no ayuda a que la Prole tenga un momento de respiro, claro está que al gobierno le importa poco, y como diría uno de los payasos de TELERISA: «Si quieren más dinero, que le chinguen más».
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