La pobreza no sólo es de bolsillo, también hay pobreza mental, los pensamientos que tenemos constantemente nos pueden llevar a creer que carecemos mucho más de lo que en realidad es.
El poder de la mente es asombroso y algo intimidante. ¿Cuántas veces hemos dicho “No tengo dinero?” Muchas; Pero cuantas veces decimos “Tengo dinero”, no tantas como quisiéramos, ¿verdad?
Esto lo hacemos porque no enseñaron a pensar desde la negatividad y la carencia, porque es más fácil que pensar en positivo, esa es una de la razón por la que damos por hecho que el dinero no se lleva bien con nosotros.

Hay que hacernos responsables de nuestras palabras, cuando decimos “soy pobre” (aunque lo digamos en broma) eso es lo que atraemos a la vida, porque ser pobre es no tener donde dormir, acceso al sistema de salud, techo o despensa.
Así que olvidemos frases como:
“No tengo dinero”
“Antes muert@ que sencill@”
“Trabajo mucho, pero no me rinde el dinero”
“Por culpa de…”
“El pasto del vecino siempre va a ser más verde que el tuyo”
Y mejor cámbialas por frases como:
“Soy una persona que goza de abundancia”
“Hoy tengo muchas opciones que usar”
“Voy a invertir”
“Aprenderé de inteligencia financiera”
“Lo estoy haciendo muy bien”
Reconozcamos logros, metas y esfuerzos por muy pequeños que hayan sido, llenemos la vida de pensamientos positivos (aunque no sean ciertos en el momento). ¡Inténtalo!

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