El virus que surgió en el continente asiatico en 2019 se ha extendido por todo el mundo, destapando muchos de los problemas sociales y económicos que los países tenían.
Al inicio de la pandemia todos los países e instituciones médicas se unieron en búsqueda de una solución, una vacuna que ayudará a la población a inmunizarse y reducir la letalidad del covid-19.
Sin embargo, una vez llegada la vacuna los países dejaron de apoyarse el uno al otro y el acceso a la vacuna se volvió un privilegio que los países más desarrollados tenían, mientras que países como México debían de esperar a que su turno llegará.
Mientras que países como Francia, Inglaterra y Estados Unidos ya se encontraban en su segunda ronda de inmunización, países en vías de desarrollo no veían una fecha clara para la llegada de las vacunas.

En los países previamente mencionados la gente podía escoger el tipo de vacuna que deseaban, sin embargo, en México las personas se veían obligadas a esperar a que el gobierno les asignara una vacuna, sin tener el poder de opinar sobre la marca.
Esto ha causado que las vacunas lleguen de forma irregular, mientras en algunos estados la primera y segunda dosis llegaba con velocidad, en otros pasaban meses entre la primera y segunda. Dejando a miles de personas desprotegidas frente al virus.
Asimismo, las restricciones de Estados Unidos han complicado la aceptación de ciertas vacunas, como la Sputnik, no permitiendo que personas puedan cruzar la frontera.
Ahora, en México personas que deseen viajar a otro continente o a Estados Unidos, ya sea por estudio o por turismo, no pueden cruzar la frontera debido a que su vacuna no es aceptada internacionalmente, dando como resultado que el derecho humano de libertad de movimiento este mermado.
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