La mente es muy poderosa, el cerebro humano es una de las cosas más sorprendentes que poseemos, manteniendo a los investigadores asombrados por su poder. Existen casos donde un placebo cura por completo a una persona, sólo porque creyó que podría ser curada, pero también es la mente quién es responsable de dañar nuestra autoestima y nuestras posibilidades económicas.

Muchos psicólogos dicen “eres lo que piensas”, esto quiere decir que tus pensamientos son los que te hacen percibir tu realidad, entonces si una persona piensa de forma constante que es pobre, que le hace falta el dinero y es miserable, muy probablemente llegue a serlo.
Los pensamientos negativos afectan la forma en las que nos relacionamos con la gente, cuando te sientes como pobre e insuficiente, las personas que te rodean percibirán esta actitud, evitando que consigas empleos o el ascenso que mereces por tu falta de confianza. Las ideas negativas se convierten en una profecía autocumplida.
Con la mentalidad de pobre la gente pierde su competitividad, ya que al sentirse menos y compararse con otros, aumenta su temor por presentar sus ideas y no podrán mostrar su valía.
Entonces, ¿cómo podemos perder esta mentalidad tan dañina? La respuesta es sencilla, la aplicación no tanto.
Para perder la mentalidad de pobre se debe de detener la comparación con otras personas, la gente puede servir para inspirarnos, pero la verdadera competencia es interna, por lo tanto se debe buscar la mejor versión de uno mismo.
Sobre todo se debe de abandonar el constante sentimiento de carencia, la vida nunca te dará exactamente lo que quieres, en el momento en el que lo pides. Debes ver tus posibilidades presentes y aprovecharlas para llegar al éxito que deseas.
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