«A todo se acostumbra uno menos a dejar de comer”, es probable que esta frase la hayas escuchado en algún momento, ya sea por algún familiar, amigo o conocido. Es tan cierta como lo es que mucha gente no sólo no se acostumbra, sino que sí se está muriendo de hambre alrededor del mundo.
El problema es que no son sólo unos cuantos que están dejando de comer, son millones de personas de todas las edades.
De acuerdo con un informe de la ONU, las principales causas de este fenómeno en crecimiento son los conflictos (bélicos o políticos), la desaceleración económica y el clima extremoso.
Un dato alarmante de dicho informe es que aproximadamente 1 de cada 9 personas padeció hambruna en el año 2017, esto significa que 821 millones de personas sufren de carencia alimentaria en todo el mundo.
El hambre se presenta en su mayoría en países subdesarrollados como Sudán del Sur, Nigeria, Somalia, Yemen y otros. En ellos, uno de los sectores de sus poblaciones más vulnerables son los niños, en los que hay severos y muchos casos de desnutrición infantil.
En América Latina por su parte, un 6.1% de su población padece hambre y el país que más sufre es Venezuela por la situación interna que atraviesa.
Para poder hacerle frente a este fenómeno se han iniciado campañas, como la de la UNICEF, que trabajan incansablemente para combatir el hambre en las zonas más marginadas, hasta el último rincón de ellas, distribuyendo alimento terapéutico de urgencia para los niños que sufren desnutrición aguda. Todas ellas buscan salvar vidas, promocionando además de la distribución de agua potable, acceso a servicios sanitarios y demás.
Un dato esperanzador y que sigue alentando a sumar esfuerzos, es que gracias a esos tratamientos contra la desnutrición aguda que les aplican a niños, al menos 90% de ellos se recuperan.
https://news.un.org/es/story/2018/09/1441302
https://www.unicef.es/blog/por-que-sigue-habiendo-hambre-en-el-mundo