Si hay algo que caracteriza a los mexicanos, es su espíritu festivo; claramente, en este país, nos encanta la fiesta y dicen que, celebración es nuestro segundo nombre, pero… ¿qué sucede cuando hacemos fiestas, a pesar de que no contamos con el dinero para solventar dichos festejos?
En México es muy común ver a familias enteras que se endeudan, nada más por organizar una fiesta en la que, claramente deben invitar a todos sus conocidos, –aunque no los hayan visto en años– porque «no vayan a ofenderse».
Un ejemplo muy claro es el de los XV años, celebración que es una tradición en México y que, frecuentemente endeuda a las familias de las quinceañeras, ya que no importa el nivel socioeconómico que se tenga, los quince se festejan a lo grande, porque así debe ser.
Aunque esto es sólo un ejemplo, porque nosotros, los mexicanos, queremos celebrar prácticamente por todo lo que sucede; que si el cumpleaños, la Navidad, el Año Nuevo, las Fiestas Patrias, la boda, el bautizo y hasta el divorcio. Dentro de nuestra cultura, todo pretexto es bueno para celebrar y echar la casa por la ventana, ¿o no?
Y no es que tengamos algo en contra de las festividades –porque a toda la prole nos encanta fiestear– si no que, pensándolo fríamente, gran parte del dinero que utilizamos para pagar algún tipo de festejo, puede ser usado para saldar nuestras deudas o para invertirlo en otro tipo de cosas.
Nada más sugerimos, que se tenga moderación en el tema de las celebraciones, porque cada vez que salimos a festejar, u organizamos algún tipo de evento, nuestras finanzas se ven afectadas de manera significativa, debido a que nos sentimos casi obligados a invitar a medio mundo, porque nos da miedo que nos critiquen por codos; total, que terminamos invitándole la cena y el baile a muchas personas, que ni siquiera forman parte de nuestra vida, de manera significativa.
Nos encanta el espíritu festivo de todos los mexicanos porque, indudablemente, es una parte de nuestra identidad, que nos diferencia como país y como sociedad, pero todo en esta vida se debe hacer con moderación, hasta festejar y celebrar alguna fecha especial.
Hagan el intento, dejen de salir de fiesta por unas semanas, y verán el cambio en su cartera, total, mejor celebramos cuando tengamos un motivo verdadero, ¿no creen?
¡Felices y moderados festejos, prole!