En la era del fast fashion, comprar ropa «barata» cada temporada puede parecer una opción tentadora para mantenerse al día con las últimas tendencias sin gastar mucho. Sin embargo, esta práctica tiene implicaciones tanto para la economía personal como para el planeta que merecen reflexión.
Por ello, en esta nota de Totalmente Prole nos proponemos responder a la siguiente pregunta: ¿es realmente beneficioso para nuestra economía personal y para el planeta comprar ropa «barata» cada temporada?
¿Qué es el Fast Fashion?
La moda rápida, llamada así por su traducción al español, es un modelo de negocio en la industria de la moda que se caracteriza por la producción y distribución masiva de prendas de vestir que siguen las últimas tendencias en el mercado[1].
Este modelo permite a las marcas diseñar, fabricar y comercializar ropa de manera rápida y económica, con ciclos de producción que pueden ser tan cortos como unas pocas semanas.
La moda rápida gana popularidad mes con mes
El fast fashion ha ganado popularidad por varias razones clave que han transformado la industria de la moda en las últimas décadas[1]. Tan solo ve esta diabólica fórmula:
- Rapidez en la respuesta a las tendencias: Las marcas de fast fashion tienen la capacidad de identificar rápidamente las tendencias emergentes en la moda.
- Precios accesibles: Tan solo imagina estar a la tendencia con precios tan accesibles, ¿increíble, no?
- Variedad y disponibilidad: Esto permite a los consumidores tener más opciones y experimentar con diferentes estilos sin necesidad de gastar mucho dinero.
Anudado a esto, el fast fashion usa estrategias de marketing digital que han contribuido a que los consumidores valoren la experiencia de compra de manera rápida y novedosa.
El Diablo viste de Fast Fashion
Entonces… ¿Cuál es el problema de la moda rápida si es tan accesible? Bueno, hay dos puntos principales que suelen ser los más afectados: tu bolsillo y el medio ambiente.
Desde el punto de vista económico, optar por ropa de bajo costo cada temporada puede parecer una solución a corto plazo para mantener un guardarropa actualizado. Sin embargo, a largo plazo, puede resultar en un gasto mayor debido a la necesidad frecuente de reemplazar prendas de calidad inferior que se desgastan rápidamente.
En términos ambientales, el fast fashion contribuye significativamente a la producción masiva y el desperdicio de ropa. Las prendas de baja calidad fabricadas a menudo con materiales sintéticos generan una huella ambiental considerable durante su ciclo de vida, desde la producción hasta el descarte. El rápido ciclo de consumo también impulsa la sobreproducción y el consumo de recursos naturales limitados, como el agua y la energía.
¡La Generación Z al rescate!
En los últimos años, la Generación Z* ha emergido como una fuerza impulsora detrás de importantes cambios en la industria de la moda, especialmente en lo que respecta al fast fashion.
Con una creciente conciencia ambiental y social, la Generación Z está desafiando activamente las prácticas convencionales del fast fashion. Estos jóvenes valoran la transparencia en las cadenas de suministro, exigen mejores condiciones laborales para los trabajadores de la industria textil y prefieren marcas que aborden los impactos ambientales de la moda de manera responsable.
Sin embargo caen en una paradoja. Por una parte, promueven la cultura de consumo responsable, mientras que por el otro lado son el sector más impactado por los influencers, los principales promotores de la moda rápida[2].
Pero esto no minoriza el papel significativo que está jugando la Generación Z en la crítica y transformación de la industria de la moda, desafiando el status quo del fast fashion y promoviendo alternativas más sostenibles y éticas.

El fenómeno del fast fashion ha capturado la atención de consumidores de todas las edades, pero especialmente de la Generación Z, que está liderando un movimiento hacia prácticas más sostenibles y éticas en la industria de la moda.
¿Qué podemos hacer para no caer en las garras del Fast Fashion?
Enfrentar el desafío del fast fashion requiere acciones tanto a nivel individual como colectivo. Como consumidores, podemos optar por prácticas de consumo más conscientes, tales como:
- Informarse y elegir marcas éticas: Investigar y apoyar marcas que promuevan prácticas sostenibles
- Reducir, reutilizar y reciclar: Optar por comprar menos ropa y darle más uso a las prendas que ya tenemos.
- Priorizar la calidad sobre la cantidad: Invertir en prendas de mejor calidad que duren más tiempo y que estén hechas de materiales sostenibles.
- Educación y concienciación: Informarse sobre los impactos ambientales y sociales del fast fashion y compartir esta información para fomentar un cambio cultural hacia un consumo más responsable.
*La Generación Z está compuesta por jóvenes nacidos aproximadamente entre mediados de los años 90 y principios de los 2010.
Fuentes
[2] https://www.businessinsider.es/adiccion-generacion-z-moda-rapida-destruye-planeta-1247680

